A principios del siglo XIX, lo que hasta entonces se conocía como Santo Reino de Jaén, empezará a verse seriamente amenazado. Con las ideas revolucionarias y la nueva organización del territorio, diferentes ministros y estadistas comenzarán a dividir las regiones españolas tirando de lápiz y papel, más que de cabeza y razones históricas.
Es así como nos encontramos con las actuales fronteras provinciales en donde hoy las tenemos y es por ello que en la provincia podemos gozar de tal diversidad de aspectos culturales que se asemejan en bien poco a las del resto de Andalucía.
De esta forma, en vez de ser “La novísima Castilla”, se nos englobó en la Andalucía oriental, que no estaría nada mal, si desde Sevilla, los ahora politicastros de turno, no estuvieran tan empeñados en meternos a presión por las partes más estrechas de nuestro cuerpo, los tópicos del andaluz de faralaes, traje de volantes y sevillanas.
En Jaén, como digo, dieron con hueso duro. Tenemos una parte, la de la serranía de Cazorla, Segura y Las Villas con juegos típicos, como los “bolos serranos”, más usuales de otras latitudes más al norte de España, como la cornisa cantábrica o Navarra. Tenemos que el traje típico de Jaén no es el vestido de “sevillana”, sino el más aragonés o manchego de “chirri” para él y de “pastira” para ella (véase el ejemplo en la imagen). Además el cante tradicional es la jota jaenera, y no la sevillana tan cacareada por los altavoces de las ferias y fiestas.
El habla de algunos pueblos es muy interesante, pues lejos de tener el acento muy marcado, a lo andaluz característico, se asemeja más por el uso de los diminutivos -ico, -ica, a otras zonas más propias de Aragón. No hay que olvidar que durante la Reconquista se asentaron muchas gentes de esas latitudes españolas en estas tierras, y que pese a todo, en núcleos rurales donde no ha habido mucho intercambio cultural, esas desinencias fonéticas y formas de hablar, han permanecido intactas y sin contaminación durante mucho tiempo. Hoy, con el mal de al televisión en cada uno de los hogares, se está transformando todo perdiéndose gran parte de ese legado.
Pero como decía al principio, ¿Jaén parte de Andalucía? Me temo que no. De espíritu seguro que no, aunque políticamente estemos inmersos desde el siglo XIX en este despropósito de mapa rpovincial y luego autonómico, lo más lógico es que hubiésemos formado parte de la Mancha o incluso de Murcia, antes que de la Sevilla y la Córdoba califales.
No me entiendan mal los sevillanos o cordobeses, pues a ellos les toca el atesorar y mantener intacto su legado y tradición, pero también les es de obligado cumplimiento el intentar que no prostituyan su pasado haciendo pasar por cordobés a quine nunca lo fue, ni obligando a ser sevillano a quien nunca pisó esa maravillosa tierra.