martes, 12 de febrero de 2013

LA JUGADA MAESTRA DE BENEDICTO XVI. UNA INTERPRETACIÓN PERSONAL

Benedicto XVI. ¿Se la habrá jugado a sus detractores?
 

 

Después de meditarlo un poco, creo que la decisión de su Santidad Benedicto XVI no está fuera de toda lógica.
Siempre me gustó Joseph Ratzinger. Cuando era cardenal, y como no, una vez que salió elegido como Santo Padre.
Ratzinger es alemán, un teutón de la cabeza a los pies. Es un hombre serio, hermético. No es de los hombres que cae simpático a las televisiones o las cámaras de vídeo, no es un Papa mediático, y no es que goce de tanto predicamento como Juan Pablo II. Pero si sabemos por lo que hemos conocido de él que es un hombre justo y que tiene un profundo sentido de las cosas y del espíritu. No digo esto porque lo conozca personalmente, más bien es una deducción de lo que he podido entrever por su trayectoria y por sus escritos.
Dicho esto ¿por qué renuncia y no da término a su mandato?
Yo veo las cosas de la siguiente forma:
Desde fuera de la Iglesia, Joseph Ratzinger no era un Papa cómodo. Sus encíclicas y las posturas que estaba tomando hacia determinados asuntos no eran del agrado de mucha gente. Su postura hacia la familia tradicional, al aborto, o la vuelta a cierto clasicismo en la liturgia, no cayeron bien en ciertos sectores. El que se postulase favorecedor de corrientes poco reformistas dentro del seno de la Iglesia, tampoco agradó a muchos. En fin, que no era un Papa cómodo.
Dentro del Vaticano, algunos cardenales y obispos le hicieron la puñeta y cargaron contra su Secretario de Estado Vaticano, Tracisio Bertrone. Y es que claro, dos y dos son cuatro.
De una parte, todos recordarán la ingente propaganda orquestada para destapar los escándalos de pedrastria de los sacerdotes de EEUU y de Irlanda del Norte. Durante días, los noticiarios de los lobby gays no hicieron otra cosa que destapar las miserias de sacerdotes que habían abusado de menores. Una gran mancha en el seno del clero, sin duda. Pero no menos grande que el que la constitución o la democracia tiene para con los demócratas. Digamos que decenas de políticos, senadores, alcaldes o concejales de todos los países democráticos, han abusado de menores, han participado en orgías, han realizado adulterios, y un sinfín de atrocidades más, como blanqueo de dinero, trata de blancas, pornografía, pedrastria, robo, prevaricación, asesinato…, y todavía hay gente que va a votar en las elecciones y sigue convencido de que ese es el mejor sistema posible para que se nos gobierne. Pero la Democracia no es Santa y la Iglesia si.
A la Iglesia, el Demonio la quiere de rodillas.
El caso es que Tarcisio Bertrone, -hechura de Benedicto XVI-, tuvo que salir al paso en una primera instancia ante esos escándalos, y al lobby gay no le gustó lo que dijo. Me refiero al comentario que hizo aludiendo a que no había relación entre celibato y pedrastria, pero que si lo había entre homosexualidad y pedrastria (http://www.rnw.nl/espanol/article/bertone-causa-indignaci%C3%B3n-entre-homosexuales ) Se pusieron como locos, y decidieron ir un pasito más arriba.
En fin. Que entre los acosos desde el exterior. Los intensos movimientos internos para tratar de mover el solio pontificio, (no hace falta que aludamos al escándalo de las filtraciones de su mayordomo, o lo que es lo mismo el caso vatileaks) han hecho que Benedicto XVI vea su mandato muy ajetreado. Los enemigos lo redan, y “le faltan las fuerzas” para seguir.
Pero, ¿lo hace derrotado, o les ha clavado un puñal a sus enemigos sin que éstos lo esperasen?
Hace poco, el 20-10-2010, Su Santidad ordenó a 24 nuevos Cardenales. De ellos, 20 estarán en el Cónclave al ser electores.
Esto no hubiese sido un problema, pues suponiendo que a Benedicto XVI hubiese agotado su mandato, lo lógico es que ordenase a más cardenales durante ese tiempo.
De los 24 ordenados, tenemos a algunos bastante jóvenes. Jóvenes para ser Cardenales, pues ya se sabe que en muchos casos estos llegan con 78 años o unos pocos más a ser elegidos cardenales. Lo cual quiere decir, que en caso de salir elegido uno de éstos, habría Papa para rato. Y algunos los eligió Benedicto XVIpersonalmente.
Creo que Ratzinger sabía ya algo de esto en esas tempranas fechas de 2010. Sabía que su mandato estaba siendo convulso, y que el enemigo arreciaba fuerte y duro. Se estaba socavando la credibilidad de la Iglesia y de sus instituciones, y los escándalos (promovidos por los sempiternos enemigos que hay dentro y fuera del Vaticano) no le permitirían realizar muchos más movimientos en el tiempo.
Creo, que en un alarde de planificación, sin que éstos se lo esperaran, preparó la dimisión de su cargo. Así deja al enemigo desconcertado, sin tiempo para reaccionar. El Cónclave debe reunirse en una fecha muy breve, y no hay mucho margen para las conspiraciones. El Espíritu Santo tienen vía libre para hacer la voluntad del Padre Eterno, y los enemigos de la iglesia, quedan –con perdón- con el culo al aire.
Esta es mi interpretación de los hechos, pero puestas así las cosas cabe cualquier otra