UNA CURIOSIDAD SOBRE EL DIOS
MITRA, LA MEDIA LUNA Y LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES
Representación del dios Mitra sacrificando al toro. Escultura hallada en Cabra, Córdoba
Mitra, es el nombre de una
divinidad de origen Persa, que era muy común en lo que hoy es la actual Irán.
Su nombre aparece por primera vez en un texto de los hititas, fechado en el año
1400 a.C. Pese a su antigüedad, este culto fue adoptado por los romanos durante
sus conquistas alrededor del año 62 a.C. para luego ser llevado a Roma, y allí
ser puesto en los panteones junto con otras divinidades. El culto a Mitra se
hizo muy popular entre los soldados de las legiones que lo exportaron durante
sus campañas y de ahí su gran popularidad en occidente. Mitra era para los
persas el dios Sol, y generalmente se le ha representado como un hombre joven,
tocado en la cabeza con un gorro frigio, y que mata un toro clavándole una
espada en el corazón.
La
visión de la cosmogonía de los antiguos persas, hititas y demás pueblos asiáticos
era diferente de la griega o romana. Así por ejemplo, los hititas solían
dividir el mundo en tres zonas: el cielo, la tierra y el océano. Cada una de
esas zonas gozaba de un dios sol, y unas divinidades propias con sus propias
características y atributos.
Mucho
es lo que se ha escrito sobre esta seudo religión mitraica, -la más de las
veces falso o sin fundamento- y mucho es lo que se fantasea sobre ella. Es más,
durante el s. XX, muchos quisieron hacer creer al mundo un supuesto paralelismo
entre el mitraísmo y el cristianismo, haciendo, de la biografía del dios Mitra,
una réplica de la de Jesús, inventándole a Mitra un nacimiento virginal, una
muerte y una resurrección, igual a la de Jesús de Nazaret.
Ya
en Roma, el culto a Mitra gozó de gran popularidad. Los romanos, al igual que
habían hecho con otros dioses de las ciudades por ellos conquistadas, adoptaron
a Mitra, le pusieron atributos no persas, y lo moldearon a su gusto surgiendo
así un culto particular conocido como “mitraísmo”. Esta práctica religiosa sólo
estaba reservada a los hombres, sus misterios eran secretos y poco divulgados.
Se sabe de la realización de prácticas adivinatorias llevadas a cabo por los
sacerdotes de dicho culto. Los arúspices eran muy comunes dentro del mitraismo.
Se apreciaba y daba culto al valor, la lealtad, la fortaleza física, y en definitiva
a casi todos los atributos que debía de poseer el soldado romano por
excelencia, de ahí su gran difusión entre los legionarios, y de ahí también, su
gran propagación por todas las provincias romanas.
El escritor Tom Holland, en su
obra “Rubicón” comenta que durante la República romana, existía en Roma una
gran multiculturalidad. Hombres y mujeres, capturados durante las conquistas de
los cónsules y legados romanos, eran traídos a Roma para habitar en barracones
de esclavos o bien para sobrevivir al margen de la ley en barcos como piratas. “La falta de raíces y el sufrimiento
marchitaban la devoción hacia los dioses tradicionales, pero abonaban el
terreno para la proliferación de cultos mistéricos” (Tom Holland, “Rubicón.
Auge y caída del imperio romano” Planeta, p. 194). Es así como dentro de Roma surgen
cierta predilección por las profecías adivinatorias de “Las Sibilas” o por el “mitraísmo”,
cuyas prácticas esotéricas eran conocidas en la gran urbe.
Moneda de la época babilónica, con la representación de la meda luna y la estrella
Pero
en esa época, Roma estaba en guerra con un rey llamado Mitrídates, cuyo nombre
significaba, “dado por Mitra”, rey que supo aprovechar a la perfección el auge
de dicho culto para su beneficio.
Como
se ha explicado más arriba, el mitraísmo sufrió ciertas modificaciones particulares
al ser adoptado por las legiones romanas. En concreto, el Mitra romano se
asemejaba más con la figura de Perseo, héroe griego del que Mitrídates, decía
ser descendiente. “Perseo –comenta Tom
Holland- como Mitrídates, había sido un
poderoso rey que unió occidente y Oriente, Grecia y Persia, órdenes mucho más
antiguos que el recién instaurado por Roma” (Op. Cit. P. 194).
Pero
lo curioso llega ahora: “En las monedas
acuñadas pro Mitrídates aparecía una media luna y una estrella, el antiguo
símbolo de la espada del héroe griego. Esa misma espada podía verse en la mano
de Mitra, hundiéndose en el pecho de un toro gigante”. (ibídem, p. 194)
Actual representación de la bandera de Turquía
Pero dentro del terreno de las casualidades
(siempre recuerdo la frase que dice que “las casualidades no existen”) nos encontramos
con que la actual Turquía tiene como bandera y enseña, la media luna creciente
y la estrella. La representación de Mitra más conocida, es la del dios
sacrificando al toro, animal totémico por excelencia de las culturas antiguas,
muy representado en los estandartes de las legiones romanas, y animal con el
que los españoles o hispanos nos sentimos muy identificados. A todo esto, le
tenemos que añadir la famosa “Alianza de Civilizaciones” que propició el
nefasto ex-presidente Zapatero, en íntima unión con su homólogo turco Erdogan,
y por supuesto, con el beneplácito e impulso económico de la Unión Europea.
Se
me puede acusar de conspiranoico o de alucinado, pero claro, la Unión Europea,
tiene como bandera, sobre fondo azul, las doce estrellas, mientras que al
islam, se le asocia tradicionalmente con la media luna, o lo que es lo mismo, la
Alianza de Civilizaciones, no es más que el sometimiento de Europa a la
soberanía de la media luna, bajo el mandato de un nuevo dios “Mitra” y de su culto
mistérico para los elegidos (la masonería)