lunes, 14 de septiembre de 2009

El músico tradicionalista iliturgitano, Juan de Castro


EL MÚSICO ILITURGITANO JUAN DE CASTRO. UN MÚSICO TRADICONALISTA.

El diecisiete de julio de 1817, nacía en Andujar Juan de Castro. Las riberas del río Guadalquivir veían así crecer al que andando el tiempo sería un gran músico y un virtuoso de la música sacra. Lamentablemente a día de hoy Juan de Castro es un perfecto desconocido para nuestros contemporáneos e incluso para sus vecinos de Andújar.

Su padre, era músico militar, y de él debió aprender los primeros conocimientos sobre el arte de la música y el solfeo. Además de aprender de su padre y maestro música, también se empaparía del sentimiento tradicionalista. Al destaparse en España el problema dinástico, el padre de Juan de Castro y su hijo optarían por la causa del Rey Carlos, y tras la causa del pretendiente marcharán ambos animando con sus sones militares a los ejércitos carlistas. Al finalizar la contienda con el abrazo de Vergara, ambos se exiliaron a Francia, junto con otros muchos españoles que no aceptaron tan ignominioso final para tan justa causa.


El bagaje militar del joven Juan, le servirá para que andando el tiempo culmine una de sus marchas militares más renombrada y conocida, titulada “Marcha triunfal del Ejército de África”, compuesta en 1860 para las tropas y españolas en África y en especial para el Duque de Tetuán, que tanto se significó en dicha contienda.


Pero la Providencia es infinita, y el destierro forzoso en tierras galas, sirve para que el alma musical de nuestro paisano se cultive y se moldee, aprendiendo y asimilando conocimientos sobre tan magnífico arte. Allí estudiaría historia de la música y crítica del arte, ambas asignaturas principales y de las cuales sacará hondo provecho, pues a su regreso a Madrid le servirán para fundar dos revistas de temática musical de alto nivel, como fueron “España musical, artística y literaria” y el "Diario de Teatros”.


Pero el género musical que más impresionaría la sensible alma musical de Juan de Castro será la música religiosa. Sus convicciones personales en este sagrado tema, le harán que su música gire entorno a ella. Escribirá su tratado “El canto llano, su pasado, su presente, su porvenir”, que escribiría en Roma, ciudad en la que residirá a partir de 1879. Acudirá a numerosos congresos especializados sobre este tema y disertará varios discursos sobre música religiosa. Todo ello en plena madurez artística, donde Juan de Castro se limita a ahondar en tan delicado tema y a pulir sus conocimientos sobre el mismo.


Manual de Música religiosa”, “Guía del organista y maestro de capilla”, “Atlas de notaciones musicales”, “Historia del género” o “Roma cristiana y Roma artística” serán algunos de los títulos de las obras que nos dejó este prolífico hijo del Andujar en aquella ciudad eterna regada por el Tíber.


Según el historiador marteño Manuel Caballero Venzalá, Juan de Castro sería condecorado por el propio Pío IX, y en los ambientes Vaticanos conocerá al joven músico Isidoro Dolnicky, profesor a la sazón de Liturgia y Canto Greco-Eslavo en el Pontífico Colegio Greco-Ruteno. Según nos comenta el citado autor, este joven influirá sobre manera para que Juan de Castro pusiese su talento al servicio de una causa harto complicada, a saber: componer un “corpus canticorum” que seleccionara lo más valioso del disperso cantoral tradicional de aquellas comunidades del Oriente Greco-Católico.


A esta tarea se dedicará con fruición y con interés en su última etapa vital, fruto de la cual nacerán las obras “Methodus Cantus Ecclesiastici Graeco-Slavici” y “Enchiridion Canticorum eiusdem Ecclesia ab eodem auctore conocinnatum


D. Manuel Caballero Venzalá, resume así los últimos momentos de la vida de nuestro paisano iliturgitano: “Desde ese momento, Andújar se encuentra artísticamente unida con aquellas antiguas y venerables comunidades cristianas que fundaran en el siglo IX los santos hermanos Cirilo y Metodio. Cuando aquellos pueblos sencillos canten su dolor y su esperanza ante los rutilantes iconos, se hará presente la lejana labor de depuración rítmica, obra de un jiennense que fue capaz de asimilar en su pureza la espiritualidad eslava

Juan de Castro falleció en roma en 1892. Poco se le recuerda en estos tristes días, en los que el peso del “políticamente correcto” obliga a someter al exilio intelectual y al olvido a todos aquellos autores que no sean del agrado de la nueva “Dictadura del Progretariado” que dirá el periodista Pablo Molina


Bibliografía básica : “Semblantes en la Niebla” de Manuel Caballero Venzalá, Jaén, 1993

No hay comentarios:

Publicar un comentario