miércoles, 30 de septiembre de 2009

BASES PSEUDOINTELECTUALES DEL MITO DE LAS TRES CULTURAS - II

En la imagen superior: Urna con las reliquias de algunos Mártires de Córdoba, muertos por la cimitarra musulmana.


Continuamos ofreciendo, en pequeñas dosis, un ensayo sobre "El mito de la España de las Tres Culturas", de José Luis Martínez Sanz, publicado en la revista HESPÉRIDES que dirigía en su día el escritor y periodista José Javier Esparza. Consideramos que este ensayo ofrece las claves que nos permiten comprender los objetivos últimos que pretende la manipulación histórica basada en la patraña de las Tres Culturas. Que ustedes lo aprovechen y obren en consecuencia.



El prestigioso historiador D. Antonio Domínguez Ortiz (1909-2003)

LOS MALOS Y LOS BUENOS

Si España fuese el resultado social, cultural e histórico de esas tres culturas, y España fuese cosa de las tres, habría que pensar que una de las tres comunidades cometió la injusticia histórica de expulsar a las otras dos. Adviértase que en este argumento se da un salto cualitativo sustancial: el término "culturas" se empieza a usar aparejado al término "comunidades", y no referido a las autónomas recogidas en la Constitución de 1978: así, desde hace un tiempo se viene hablando de comunidad gitana, comunidad magrebí, comunidad israelita (éstos se llaman así cuando se refieren a sí mismos), comunidad alemana (en Mallorca), etc.

Curiosamente, en este elenco de comunidades jamás se habla de nosotros, los españoles que habitamos en nuestra tierra, como de una comunidad. ¿Es que quienes hablan de "comunidades" no nos creen comunidad a nosotros, o es que no quieren que tomemos conciencia de que sí somos una comunidad y, además, la práctica totalidad de los habitantes?

El paso siguiente, en la argumentación del triculturalismo, es más audaz: se sobrevalora a los expulsados por encima de nuestros antepasados, los hispanocristianos que se quedaron en su tierra. En 1992, en una serie de reportajes realizados por la Comisión Nacional Sefarad 92 sobre la expulsión de los judíos en marzo de 1492, se decia que Bayaceto II, sultán de Constantinopla, al llegar allí los judíos expulsados había comentado: "¿Cómo puedo considerar inteligente a Fernando, si empobreció su reino para enriquecer el mío?". La idea dominante que se trató de imponer a la sociedad española en 1992 es que la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos en 1492 y la de los moriscos por Felipe III en 1609 habían producido una catástrofe económica en España, que habría quedado económicamente desarbolada. Mientras historiadores prestigiosos (Domínguez Ortiz, por ejemplo) lo mitigaban o rechazaban en esos mismos reportajes, había otros que pretendían imponer con frivolidad la idea de que las dos expulsiones arruinaron a España.

Instantánea del acto de conmemoración del Día de la Toma de Granada, año 2009.

En la argumentación de los defensores de la España de las tres culturas, de aquí se desemboca con toda naturalidad en la Inquisición, que es presentada como un bestial e inhumano medio de practicar la intolerancia: se la expone como el hecho más repudiable de nuestra Historia, un hecho o institución de la que España debería avergonzarse. Con ello se llega al insulto directo a nuestros antepasados de los siglos XV, XVI y XVII. Suele rematarse este argumento diciendo que la Inquisición española persiguió a los judíos y a los musulmanes, lo cual debería constituir una vergüenza para los españoles.

España -dicen- tiene tal "mestizaje cultural" que, a pesar de haber expulsado a moros y judíos, en la mismísima España del siglo XVI estarían muy presentes las tres culturas. Pero con un notable matiz: mientras que la musulmana tan sólo habría dejado "huellas", la judía estaría presente y operante... tanto que hasta la gran empresa española en América sería también labor de judíos, puesto que ellos también estaban "en América Latina en el período colonial", como dice el historiador Seymour B. Liebman, quien añade que, posteriormente, lucharían contra España: "Los judíos tomaron parte activa en la batalla de los porteños por la independencia de Argentina".

Toda esta argumentación, basada en esos pasos arriba expuestos, se complementa con una actividad febril para extender esta extraña idea del mestizaje cultural de España, idea que, con el pretexto de abrir horizontes mentales a lo universal o lo foráneo, pretende vaciar de contenidos lo propio y hacernos olvidar o menospreciar nuestra propia cultura.

Con este espíritu, y basándose en una supuesta teoría globalizadora y sincretista de Américo Castro, se empezó a formular la idea de las "tres culturas de España" en unos problemáticos años en los que España estaba atravesando el difícil y peligroso momento de la famosa transición. Si a pesar del error, que todos reconocían, nadie habló para desmentirlo, fue por una razón de fuerza mayor: en aquellos años lo importante era fundamentar en aquel presente la convivencia de ideologías y actitudes opuestas y contrapuestas, sin que nadie se preocupase entonces de una peregrina teoría sobre el pasado ya olvidado.

Sin embargo, la falta de oposición dió alas a quienes formularon la idea de la España de las tres culturas y la empezaron a difundir. Para ello escogieron como primer ejemplo emblemático el monumento a Maimónides. Además, como la Constitución de 1978 consagraba la España de las autonomías, Andalucía tomó su hecho diferencial en los restos de la cultura musulmana que aún quedaban en su territorio; apoyándose en esta circunstancia, los amigos de la España de las tres culturas empezaron a mostrarse enemigos de la tradición española, y desde hace tres años [el texto original se fecha en 1997] intentan que la Mezquita de Córdoba deje de ser la Catedral de la ciudad y se torne nuevamente en mezquita. Y en Granada, algunos han llegado a la aberración de pedirle al alcalde Díaz-Berbel que se deje de celebrar la fiesta local del 2 de enero como aniversario de la toma de la ciudad por los Reyes Católicos y del fin de la Reconquista, y que se sustituya por una jornada de "reconciliación de las tres culturas": al negarse el alcalde a tan absurda pretensión hubo periodistas que se le echaron encima con todo tipo de insultos.

CONTINUARÁ...

LA VIRGEN DE LA CAPILLA DE JAÉN




La Virgen de la Capilla de Jaén y el libro “Memorial del descenso de la Virgen” de Antonio Becerra.

Cuenta Jaén con interesantes leyendas mitológicas o fábulas interesadas, como la del famoso “Lagarto de Jaén” del que hablaré algún día, “El Cristo de la Tarima”, “La Mona de la Catedral” y otras parecidas; además cuenta con historia religiosa viva y poderosa. Una de estas trascendentales historias marianas es la aparición en el jaenero barrio de San Ildefonso de la Santísima Virgen María allá por el siglo XV.

Por aquellos años de 1430, Jaén estaba asediada por la morisma, y las razzias eran tan feroces y la defensa tan peligrosa, que los hombres de Jaén pensaban en desguarnecer los arrabales menos defendibles, como era el caso del propio arrabal de San Ildefonso, para acto seguido trasladar a sus gentes y moradores al interior de la ciudad.

Pero en la madrugada del 10 al 11 de junio de 1430, cuatro vecinos de aquel Jaén de antaño presenciaron con sus propios ojos un extraño suceso. Una señora que desprendía una misteriosa luz a todo su alrededor, seguida de un poderoso ejército de aguerridos soldados. El cortejo celestial partió de la catedral, -cuyo obispo era a la sazón en aquellas fechas D. Gonzalo de Astúñiga, (Zúñiga)- y se dirigió por las calles de Jaén hacia la iglesia de San Ildefonso; la Divina Señora estaba acompañada de Santa Catalina, patrona de la ciudad, San Ildefonso, así como de ángeles y santos, y al llegar al templo de San Ildefonso, a la espalda del templo jaenero, el cortejo se detuvo y ofició una misa con acompañamiento de celestiales cánticos. La aparición desapareció de la vista de los testigos al primer toque de maitines, según las crónicas.

El milagroso suceso fue interpretado como un signo de la poderosa intervención de la Virgen en la protección y defensa de la ciudad. El arrabal no fue abandonado, y los ataques de la morisma no consiguió penetrar en la ciudad “del Santo Rostro”.

Se tomó declaración a los testigos, y se abrió la causa pertinente sobre tan milagroso suceso. Desde entonces, la Virgen de la Capilla ha sido patrona de Jaén, junto con Santa Catalina, y su veneración no ha decaído, siendo la cofradía de la Virgen de la Capilla una de las más antiguas de la ciudad y una de las más queridas por los habitantes de Jaén y pueblos cercanos.

La devoción que la Virgen de la Capilla atrajo ante los fieles de la capital fue incuestionable. Allá por el año de 1615, llega a Jaén el Licenciado Antonio Becerra, sucediendo al otrora Licenciado de la Iglesia de San Ildefonso que era Salcedo de Aguirre. Allí se da muy pronto cuenta de la intensa devoción que el pueblo sencillo siente por la imagen de Nuestra Señora y corriendo el año 1639, Antonio Becerra, dio a la estampa un pequeño librito titulado “MEMORIAL/EN QUE SE HA/ZE RELA/ZION DE LA DESCENSIÓ DE LA VIRGEN SAN/TISSIMA NUESTRA SEÑORA: Y DE LA VISITA/QUE HIZO A LA IGLESIA DE SAN ILEFONSO/DE LA CIUDAD DE IAEN EL AÑO/DE 1.430/YDE LA MILAGROSA IMAGEN/DE NUESTRA SEÑORA DE LA CAPILLA QUE ESTA/EN EL MISMO SITIO/SACADO DE PAPELES ANTIGUOS, DE TESTIMONIOS DE/PERSONAS DE TODO CRITERIO Y DE LA COMUN TRADI-/CION DE LA CIUADAD”

El “librito” o “memorial” se agotó pronto, como no era de esperar. Y aún conocería la obra otras impresiones en los siglos venideros, pues es de ley en Jaén, que generación tras generación, siempre que se estima oportuno, los jaeneros compren este tratado sobre la “Milagrosísima Virgen de la Capilla”, con la intención de tenerla siempre en el recuerdo y trasmitir así a los hijos los milagros y portentos de tan poderosa Abogada Nuestra, que defendió a los habitantes de Jaén de los fanáticos musulmanes y sus sanguinarias razzias.

sábado, 26 de septiembre de 2009

BASES PSEUDOINTELECTUALES DEL MITO DE LAS TRES CULTURAS


Iremos presentando por entregas un texto que consideramos fundamental. Su autor es D. José Luis Martínez Sanz y fue publicado en la revista HESPÉRIDES allá por el año 1997. Merece la pena para hacer una primera aproximación a las bases que sostienen el falaz MITO DE LAS TRES CULTURAS. Siguiendo la consigna de Barataria Tradicionalista, queremos ser los primeros en contribuir a la tarea propuesta de combatir sin tregua la mentira histórica forjada contra España desde parámetros triculturalistas.

En nuestros drías están apareciendo por doquier publicaciones, artículos, lugares públicos, conferencias, citas, etcétera, en los que se va imponiendo un neologismo o expresión aparecida recientemente en nuestro país: la "España de las tres culturas". Quienes crearon y mantienen este mito, parten de la idea de que España, como tal e incluso su mismo nombre, surge en la Edad Media y viene a ser el producto o consecuencia de la fecunda unión de tres culturas: la musulmana, la judía y la cristiana. Eso habría creado al pueblo español, que entre sus antepasados tendría necesariamente a judíos y árabes, lo que haría que España fuese el ejemplo internacional de un mestizaje cultural supuestamente modélico.

¿DONDE NACE EL MITO DE LAS "TRES CULTURAS"?

Para basar en la Historia este hipotético esquema sociocultural, se cita como hecho objetivo y real la presunta existencia de un tiempo idílico en que se habría dado esa convivencia y cuyo mejor exponente era la supuesta Escuela de Traductores de Toledo: sabios y eruditos de las tres culturas se habrían juntado en ella y aportado sus conocimientos y, como fruto de eso y de las traducciones de libros en los que se contenían sus tres culturas, se formó en lengua romance (la del pueblo español) un saber y una cultura que es la base de la cultura actual de España.

El mejor ejemplo de esta fecunda convivencia sería Maimónides, el judío andalusí cuyo saber -se dice- iluminó a las culturas musulmana y cristiana de España... e incluso de toda Europa. En su ciudad, la Córdoba de los sirios califa Omeya (refugiados o exiliados heterodoxos que subsistían en el extremo occidental de un mundo musulmán dirigido por el califato iraquí de los Abasíes), existía un centro de estudio similar a una universidad actual, que difundía los saberes de Asia y de Grecia por todo Al-Andalus, por los reinos cristianos de España y por el resto de Europa. Por eso, en reconocimiento de esta supuesta labor de mestizaje cultural, los agradecidos ciudadanos cordobeses habrían erigido un monumento a Maimónides.

De los anteriores argumentos se deduce que España y su cultura serían el producto de esa convivencia entre miembros de las tres culturas, que deberían ser consideradas en paridad e igualdad: las tres habrían formado España, y ésta sería patrimonio de las tres. Tan curiosa idea se basa en los escritos de Américo Castro, en cuyos libros parece fundarse esa formulación sincretista de España como resultado del mestizaje cultural de judíos, moros y cristianos; más en concreto, hay que precisar que tal idea se basa en su obra España en su historia. Cristianos, moros y judíos, escrita por Castro en 1946, durante su estancia en la universidad norteamericana de Princeton. Esta obra, rehecha tras su desafortunada polémica con el gran maestro Claudio Sánchez-Albornoz, se editó en 1954 con el título La realidad histórica de España, que algunos toman como el catecismo del sincretismo cultural de España... Con el mismo fervor con que utilizaban el de Marta Harnecker como catecismo del marxismo.

CONTINUARÁ...

RECOMENDAMOS A LOS BLOGS VINCULADOS VER BARATARIA TRADICIONALISTA.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

HEROON DE LOS RECONQUISTADORES DE JAÉN


EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO Y LA COFRADÍA DE SAN LUIS DE LOS CABALLEROS.

Existía en Jaén hace tiempo un convento dedicado a San Francisco. De ese monasterio sólo nos queda en la actualidad el nombre que se le da al Mercado de Jaén, y a un aparcamiento público que existe bajo los suelos de dicho mercado.

José Chamorro Lozano, que copia al pie de la letra la noticia que nos transmite el ilustrado Madoz, en su “Guía Artística y Monumental de Jaén”, lo describía de esta manera: “Este hermoso templo fue palacio del rey San Fernando, edificado para su habitación después de la conquista de esta ciudad; más tarde fue donado por don Pedro el Cruel, en 1354, a los claustrales de San Francisco, correspondiéndose en la donación el palacio su capilla, huerta de árboles y el agua que le pertenecía de las minas de la casa de los condes de Villar Don Pardo. Dicho convento lo transfirieron los claustrales en 1524, por orden superior, a los observantes, que habitaron en él hasta su extinción en la provincia con el titulo de Casa Grande. En 1867, se llevó a cabo la demolición del templo, que, además de su esbelta y sólida fábrica, era depositario de piadosas memorias, sepulcro de nobles familias y de los ilustres caballeros que ganaron de los moros la ciudad, combatiendo bajo el estandarte de San Fernando”. (Op. Cit. pp 88-89)

Al parecer no han cambiado mucho las costumbres de los españoles. Seguimos teniendo la misma manía de derribar hermosos edificios antiguos para reutilizar su solar levantando adefesios modernos. Los pingües beneficios que esta práctica conlleva, son aprovechados por los políticos de turno que engordan así sus cuentas “nada corrientes”.

Según Madoz, el edificio era: “Vasto y de buen construcción, con un patio magnífico cercado por un claustro que sostenía veinte columnas de piedra, en una pieza, de orden dórico. En su centro se elevaba una fuente que derramaba un copiosísimo raudal de agua excelente [...] La iglesia era un paralelogramo rectángulo, cubierto por una bóveda de cañón seguido; tenía a la derecha de la entrada una capilla adjunta, grande y de buena construcción, rectangular cubierta por dos bóvedas esféricas, que se llamó de la Soledad y otra capilla llamada de San Luis de los Caballeros, que fue la del palacio del rey don Fernando y doña Beatriz, su esposa, y que comunicaba también con la iglesia”. (“Diccionario Geográfico-Histórico-Estadístico”, Pascual Madoz. p. 160)

Destacamos en negrita la “Capilla de San Luis de los Caballeros", ya que de esta fundación, el arriba citado José Chamorro, nos dice: “Es un bello capítulo de nuestra historia la capilla real del mencionado convento y su gran evocación hace que nos detengamos en ella. Se encontraba adosada a la nave de la Epístola del templo y tenía a sus espaldas la plaza del Pósito. Parece que fue erigida por Fernando III con advertencia -en carta de Pedro I- de que esa capilla no podría destruirse nunca... En el primer tercio del siglo XV, los señores don Gonzalo de Zúñiga, obispo de Jaén, y don Luis de Guzmán, maestre de Calatrava, fundaron allí la Cofradía de San Luis de los Caballeros, dándole este nuevo nombre a la capilla. Tenía por objeto tal hermandad religiosa, recoger y enterrar allí los cuerpos de los caballeros que muriesen en las guerras con los moros fronterizos del Reino de Granada. En el altar de la capilla aparecía una pintura con un crucifijo en el centro y también, pintados a sus pies, la Virgen María, San Juan Evangelista y Santa Catalina mártir, patrona de Jaén, y arrodillados, a uno y otro lado, el rey y la reina”. (Op. Cit. p. 89) -La negrita es nuestra-

Llegamos ya a donde este servidor de ustedes quería llegar y resaltarlo. Sigamos las letras de José Chamorro para concretar este esbozo de la mencionada capilla de San Luis de los Caballeros para hacernos una idea: “Es de destacar que en la capilla había once estandartes con armas reales de moros, treinta y cinco estandartes de caudillos árabes y muchas otras, a los moros ganadas; ropitas de niños alanceados en las entradas que los moros hicieron en Jaén, espadas, estandartes cristianos, en el pendón de la Cofradía –transferido después a los herederos de don Alonso Coello- y un libro de muchas hojas para inscribir los nombres de los caballeros que allí tuvieran sepultura”. (Op. Cit. p. 91) –La negrita es nuestra.

¿Qué dirán los apologetas de las tres culturas sobre el detalle de la ropita de niños alanceados por la morisma? ¿Dirán que es fruto de la intolerancia cristiana? ¿Que es mentira? No. Simplemente tratarán de evitar mencionar este tema, de esta forma, manteniendo en la ignorancia al personal, la historia-política-ficción, será servida para los cerebros de los poco avisados, llenando de confusión y de ignorancia sus breves compendios culturales.

En Granada existe un interesante manuscrito donde se describen minuciosamente las grandezas y fundaciones de este –desaparecido- convento de San Francisco. Y entre otras cosas y según el autor que seguimos: “figura la mención de que estuvieron los infantes don Pedro y don Juan de Castilla, muertos a manos de los moros en la vega de Granada, y que el convento participa del blasón del cardenal Cisneros”. (Íbidem, p. 91)

Se conserva no obstante el pendón de la Cofradía de San Luis de los Caballeros, así como la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, hoy en la parroquia de San Bartolomé. Reliquias venerables de nuestro pasado.

Sólo por el glorioso recuerdo del Santo Rey Fernando, por la memoria noble de los fundadores de la Cofradía de San Luis de los Caballeros -el Obispo Zúñiga y el Maestre calatravo Guzmán- merecería la pena que el recuerdo de este edificio nunca se olvide, aunque el pico y la pala de los liberales del siglo XIX arrasara con el edificio y las tumbas de aquellos héroes que reconquistaron Jaén. Puede decirse que, en efecto, en este suelo sagrado se alzó el Heroon de nuestra gloriosa Reconquista.


BIBLIOGRAFÍA:
-Madoz, P. “Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico
-Chamorro Lozano, J. “Guía artística y monumental de Jaén
-Foto: www.arrakis.es

domingo, 20 de septiembre de 2009

FRAY DIEGO JOSÉ DE REJAS: UN FRAILE EXCLAUSTRADO



UN SIERVO DE DIOS CONTRA LA REVOLUCIÓN DEL SIGLO XIX

Jamilena, año 1865 aproximadamente, un fraile ex-claustrado y unos sacerdotes pasean plácidamente en un día soleado: "Yendo una tarde de paseo pocos años antes de morir, acompañado de otros sacerdotes se quedó de pronto el Siervo de Dios como abstraído e inmoble. Fijándose los compañeros en su fisonomía observaron que, clavados los ojos en tierra, arrugaba la frente, presagio de casos adversos como ellos mismos tenían experiencia de otras veces, y le preguntaron qué tenía. Respondióles que vendrían tiempos en que se llamase blanco a lo negro y negro a lo blanco, bueno a lo malo y a lo malo bueno, que habría una revolución próxima en la que aparecerían calumniados un sacerdote y una monja, y finalmente que él no vería tales desgracias; pero que ellos serían testigos de ellas." Con estas mismas palabras nos lo cuenta el P. Eustasio Esteban en su opúsculo titulado "El siervo de Dios Fr. Diego José de Rejas. Religioso Agustino exclaustrado de la Provincia de Andalucía", Imprenta Helénica, Madrid, 1919 que obra en mi poder.


La Monja de las Llagas y el confesor de la Reina Isabel II, San Antonio María Claret, fueron calumniados poco después de aquellas proféticas palabras, los liberales progresistas y republicanos, en complicidad con la politizada oficialidad del ejército español, preparaban un complot. Ruido de sables y en 1868, un año después del fallecimiento del P. Rejas, estalla la Revolución, llamada La Gloriosa, por la que Isabel II tiene que exiliarse de España.


El curioso opúsculo me lo ha proporcionado mi amigo Juan María Rubio López, de Jamilena, y contiene el esbozo de la muy interesante hagiografía de este padre agustino.



¿QUIÉN ERA FRAY DIEGO JOSÉ DE REJAS?


Nacido el 11 de Noviembre de 1807 en Huelma, Reino de Jaén, Diego José Martín Ildefonso Rejas Peralta era hijo de Juan de Rejas y Ana Peralta, unos humildes vecinos de Huelma. Quedó huérfano de padre meses antes de venir al mundo y su madre Ana casó en segundas nupcias con Juan Justicia, jornalero oriundo de Solera. En la villa de Huelma existía desde el siglo XVI un convento de la Orden de San Agustín que facilitaba estudios de latín y humanidades a los niños de la población; el convento era un semillero de vocaciones. El niño Diego abandona la piara que pastorea y pasa a estudiar en este centro. Siente la llamada de Dios y decide hacer el noviciado, para lo cual se le traslada al convento de San Agustín de Córdoba. Hace profesión de votos solemnes el año 1824 y estudia Filosofía en la ciudad de Córdoba. El 20 de Diciembre de 1828 es ordenado Subdiácono en Córdoba y el 17 de Diciembre de 1831 es ordenado Presbítero en Málaga.


Vuelve a Jaén para desarrollar su ministerio sacerdotal, pero durará poco allí. El Gobierno liberal y anticlerical decide suprimir las órdenes religiosas y algunos religiosos son perseguidos por los agentes de la Masonería jacobina. Fray Diego tiene que camuflarse de seglar, se refugia en una casa de Jaén y escapa a Huelma, cerca de su familia.


El P. Rejas se traslada a Jamilena en compañía de su anciano padrastro. Corre el año 1841. Ha venido a Jamilena por invitación del también exclaustrado dominico fray Domingo Pajares. El fraile y su padre adoptivo son acogidos en la casa de María Jesús Colmenero, viuda del carpintero Juan Jaén. Es una familia compuesta por la viuda y sus tres hijos, una familia pobre pero honrada que les proporcionan pensión.


Lleva vida austera, estudiando, predicando y ayunando para que coman los pobres que sienta a su mesa. La fama de predicador se difunde por los pueblos comarcanos y Torredelcampo, Martos, Andújar y Torredonjimeno requieren al santo varón. A lo largo de su santa vida, y por anunciar clara y contundente la verdad de Cristo, el Siervo de Dios sufrirá persecución que muchas veces deriva en tentativas de asesinato. Van a matarlo a la casa donde se hospeda en Andújar y cuando le avisan de que dos individuos lo esperan en el zaguán, el fraile dice: "Yo no hablo con muertos". Cuando van al zaguán los sicarios enviados para darle muerte yacen cadáveres en el suelo. La actividad masónica y anticlerical arrecia por los tiempos en que predica el P. Rejas. Un barbero recibe la orden de degollarle cuando lo esté afeitando. Cuando la navaja llega a la garganta, el P. Rejas le dice muy sereno: "Ejecuta lo que te han aconsejado". El barbero queda atónito y cae de rodillas pidiéndole perdón. No menos malevolentes son los enemigos que el P. Rejas se ha hecho condenando el amancebamiento. Muchos amantes que han perdido los favores de sus querindongas por los consejos evangélicos del P. Rejas también traman darle muerte, pero no lo consiguen.


EL P. REJAS EN TORREDONJIMENO.


Por la proximidad y por las buenas relaciones que el P. Rejas tiene con los dominicos exclaustrados, como el más arriba citado fray Domingo Pajares, Diego de Rejas viene a Torredonjimeno a predicar. Lo hace en el Convento de Ntra. Sra. de la Piedad y en la iglesia parroquial de Santa María. Siempre que viene lo hace caballero sobre un caballo, acompañado de algún mozo de confianza. Se santigua, bendice a la bestia y a su compañero y viene por la trocha de Jamilena. Sus predicaciones concitan el interés de los tosirianos de todas las clases sociales. Las iglesias se llenan cuando viene el clérigo que tiene fama de santidad. Escucha y aconseja a muchos tosirianos que le piden ayuda para resolver los problemas terrenos y espirituales, y confiesa de las monjas dominicas.


Cuando tiene que pasar estadíos más largos se hospeda en la calle Chércoles, bajo el techo del hogar de una honrada y cristiana familia tosiriana, la de Juan Benito Begara. Así lo declaró para el proceso de su beatificación la hija de Juan Benito, María Josefa Begara, y así me lo ha confirmado el bisnieto de Juan Benito, Fernando Begara de la Fuente.


La relación del P. Rejas con Torredonjimeno es cordial y amistosa. De Torredonjimeno es su zapatero, Prudencio Calle, que todos los domingos endereza sus pasos por la trocha para ir a Jamilena, como muchos otros tosirianos, a confesarse con el P. Rejas y a oír sus sermones. Como lo tenían por santo, la familia y operarios de la zapatería de Prudencio Calle besaban devotamente los zapatos que le remendaban.


Cuando el P. Rejas otorgó testamento lo hizo ante el notario tosiriano D. Juan Montijano García. Era el 2 de junio de 1861. Sus pobres pertenencias fueron a parar a las que lo habían cuidado por espacio de más de veinte años, sin ser retribuidas por no haber con qué: María José e Isabel María Jaén Colmenero, las hijas de la viuda que lo hospedó en su casa cuando aterrizó el fraile con su padre en la hospitalaria Jamilena. El 14 de Septiembre de 1867, casi a los sesenta años de edad, entregó su alma a Dios. Contaron testigos de Jamilena y otros pueblos congregados ante la casa del Siervo de Dios que se había amortajado él mismo. Su cadáver exhalaba una fragancia extraña y agradable, lo que se llama "olor de santidad". Vecinos de Martos, Torredelcampo, Torredonjimeno, Jamilena, Los Villares, Andújar... se postraron ante el ataúd del Siervo de Dios, puesto en el zaguán de la casa. Todos querían agradecerle que gracias a un consejo, a un sermón, a su ejemplar vida habían encontrado el consuelo y el camino a Dios.


Una muchedumbre se lanzó a la casa del P. Rejas para hacerse con cualquier cosa que hubiera tocado, con la idea de conservarlas como reliquias. El Arcediano del Cabildo catedralicio de Jaén, D. Francisco Cibera y Pérez, ofició sus honras fúnebres, pero se conmovió tanto ante la pérdida del amigo del pueblo que rompió a llorar y no pudo terminar su oración fúnebre. Vecinos de Torredelcampo le arrebataron un zapato al difunto para llevárselo como reliquia. Se le sepultó en el cementerio de Jamilena el 15 de Septiembre de 1867.



Y desde entonces empezó la leyenda. Se le vio varias veces después de muerto, sonriente, paseándose entre los jamileneses. El 5 de noviembre de 1919, sus huesos fueron exhumados para ser envueltos en un lienzo blanco. Sus restos mortales fueron puestos en una caja nueva de 95 centímetros de larga por 34 de ancha y 33 de alta y forrada en su interior de tela de seda azul. Se depositó este ataúd sellado en un nicho del altar mayor de la Iglesia parroquial de Jamilena. En 1936 los revolucionarios exhumaron la caja, la destruyeron y profanaron los restos del Siervo de Dios. Los huesos que pudieron recuperarse por vecinos de bien fueron depositados en una oquedad del muro contiguo a la entrada de la capilla de la Virgen Santísima de los Dolores de Jamilena.


Todavía, ciento treinta y siete años después de su muerte, se le recuerda en Jamilena.

De un texto de Manuel Fernández Espinosa, extraído del blog:

http://reynosdelandaluzia.blogspot.com/2007/03/fray-diego-de-rejas-un-siervo-de-dios.html

Recomendamos este blog.

Corregimos a D. Manuel Fernández Espinosa: la calle en donde vivía la familia de Torredonjimeno que hospedaba al Siervo de Dios, no era la "Calle Chércoles", sino la "Calle Techada". De todas formas, agradecemos este artículo que nos pinta la época convulsionada que vivió el Siervo de Dios Diego José de Rejas.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El músico tradicionalista iliturgitano, Juan de Castro


EL MÚSICO ILITURGITANO JUAN DE CASTRO. UN MÚSICO TRADICONALISTA.

El diecisiete de julio de 1817, nacía en Andujar Juan de Castro. Las riberas del río Guadalquivir veían así crecer al que andando el tiempo sería un gran músico y un virtuoso de la música sacra. Lamentablemente a día de hoy Juan de Castro es un perfecto desconocido para nuestros contemporáneos e incluso para sus vecinos de Andújar.

Su padre, era músico militar, y de él debió aprender los primeros conocimientos sobre el arte de la música y el solfeo. Además de aprender de su padre y maestro música, también se empaparía del sentimiento tradicionalista. Al destaparse en España el problema dinástico, el padre de Juan de Castro y su hijo optarían por la causa del Rey Carlos, y tras la causa del pretendiente marcharán ambos animando con sus sones militares a los ejércitos carlistas. Al finalizar la contienda con el abrazo de Vergara, ambos se exiliaron a Francia, junto con otros muchos españoles que no aceptaron tan ignominioso final para tan justa causa.


El bagaje militar del joven Juan, le servirá para que andando el tiempo culmine una de sus marchas militares más renombrada y conocida, titulada “Marcha triunfal del Ejército de África”, compuesta en 1860 para las tropas y españolas en África y en especial para el Duque de Tetuán, que tanto se significó en dicha contienda.


Pero la Providencia es infinita, y el destierro forzoso en tierras galas, sirve para que el alma musical de nuestro paisano se cultive y se moldee, aprendiendo y asimilando conocimientos sobre tan magnífico arte. Allí estudiaría historia de la música y crítica del arte, ambas asignaturas principales y de las cuales sacará hondo provecho, pues a su regreso a Madrid le servirán para fundar dos revistas de temática musical de alto nivel, como fueron “España musical, artística y literaria” y el "Diario de Teatros”.


Pero el género musical que más impresionaría la sensible alma musical de Juan de Castro será la música religiosa. Sus convicciones personales en este sagrado tema, le harán que su música gire entorno a ella. Escribirá su tratado “El canto llano, su pasado, su presente, su porvenir”, que escribiría en Roma, ciudad en la que residirá a partir de 1879. Acudirá a numerosos congresos especializados sobre este tema y disertará varios discursos sobre música religiosa. Todo ello en plena madurez artística, donde Juan de Castro se limita a ahondar en tan delicado tema y a pulir sus conocimientos sobre el mismo.


Manual de Música religiosa”, “Guía del organista y maestro de capilla”, “Atlas de notaciones musicales”, “Historia del género” o “Roma cristiana y Roma artística” serán algunos de los títulos de las obras que nos dejó este prolífico hijo del Andujar en aquella ciudad eterna regada por el Tíber.


Según el historiador marteño Manuel Caballero Venzalá, Juan de Castro sería condecorado por el propio Pío IX, y en los ambientes Vaticanos conocerá al joven músico Isidoro Dolnicky, profesor a la sazón de Liturgia y Canto Greco-Eslavo en el Pontífico Colegio Greco-Ruteno. Según nos comenta el citado autor, este joven influirá sobre manera para que Juan de Castro pusiese su talento al servicio de una causa harto complicada, a saber: componer un “corpus canticorum” que seleccionara lo más valioso del disperso cantoral tradicional de aquellas comunidades del Oriente Greco-Católico.


A esta tarea se dedicará con fruición y con interés en su última etapa vital, fruto de la cual nacerán las obras “Methodus Cantus Ecclesiastici Graeco-Slavici” y “Enchiridion Canticorum eiusdem Ecclesia ab eodem auctore conocinnatum


D. Manuel Caballero Venzalá, resume así los últimos momentos de la vida de nuestro paisano iliturgitano: “Desde ese momento, Andújar se encuentra artísticamente unida con aquellas antiguas y venerables comunidades cristianas que fundaran en el siglo IX los santos hermanos Cirilo y Metodio. Cuando aquellos pueblos sencillos canten su dolor y su esperanza ante los rutilantes iconos, se hará presente la lejana labor de depuración rítmica, obra de un jiennense que fue capaz de asimilar en su pureza la espiritualidad eslava

Juan de Castro falleció en roma en 1892. Poco se le recuerda en estos tristes días, en los que el peso del “políticamente correcto” obliga a someter al exilio intelectual y al olvido a todos aquellos autores que no sean del agrado de la nueva “Dictadura del Progretariado” que dirá el periodista Pablo Molina


Bibliografía básica : “Semblantes en la Niebla” de Manuel Caballero Venzalá, Jaén, 1993

sábado, 12 de septiembre de 2009

IDEA DE HISPANDIAD DE MANUEL GARCÍA MORENTE


IDEA DE HISPANIDAD, DE D. MANUEL GARCÍA MORENTE

El otro día me encontré releyendo un libro interesante y que merece la pena tenerse en cuenta cuando uno habla de esto de la "Hispanidad" o de eso que ahora es tan políticamente incorrecto como es el "ser español". Se trata de "Idea de la Hispandiad" del autor D. Manuel García Morente.

El filósofo de Arjonilla (1886-1942), es otro de los grandes eruditos jienenses olvidados por la falsa "intelectualidad" universitaria jaenera. No podía ser de otra manera, pues García Morente representa en el panorama intelectual de Jáen, todo lo contrario de lo que ahora se fomenta y se proyecta. Por eso lo traemos a este Blog. Por eso lo reeivindicamos, pues no estará marchita su obra mientras sea leído y recordado. En esa labor queremos estar desde el Blog de "SANTO REINO TRADICONALISTA", en la de recordar a los que nos hicieron como somos y luchar contra los que quieren que renunciemos a nuestras señas de identidad.

Este libro, junto con "Defensa de la Hispanidad" de D. Ramiro de Maeztu, e incluso, "España invertebrada" de Ortega, son imprescindibles para entender un poco el qué somos nosotros los españoles.

"Idea de la Hispanidad" nos invita un poco a areflexionar sobre cuales son las característcas que nos hacen ser de una determinada nacionalidad y no de otra. ¿Es el nacimiento el qué nos imprime nuestra nacionalidad, la tierra? ¿Es acaso, el origen de nuestra sangre, la que nuestros padres nos trasmiten? ¿Es el conjunto de vivencias y de hechos históricos que nos engloba desde el pasado como comunidad, es decir, nuestro pasado histórico común?

Todas esta preguntas van siendo desgajadas y contestadas por el filósofo, y uno va cayendo en cada una de las premisas expuestas para ver con sorpresa que no es esa la única razón por la que nos deberíamos sentir ligados a un país o nación en particular.

No voy a desvelar los secretos del libro, pues me interesa que el lector curioso los descubra mediante la lectura sosegada, y quiero dejar con la intriga al que esto lea.

Para más reseñas, podemos aconsejar la edición de HOMO LEGENS, de 2008, cuyo prólogo es de Edualdo Forment, y el estudio biográfico de D. Manuel corrió a cargo de José María Montiu.

El libro se lee con amenidad, y es básicaemnte un libro de cabecera. Uno de esos ejmplares en los que el lector aficionado lee pausadmanete y con delite, rumiando cada una de sus páginas y extrayendo sabrosos consejos de utilidad en la vida diaria.

sábado, 5 de septiembre de 2009

GRUPO LITERARIO TRADICIONALISTA EN JAÉN





PARA UNA REVISIÓN DE LA HISTORIA DE LA LITERATURA PROVINCIAL








GIENNIUM, la prestigiosa Revista de Estudios e Investigación de la Diócesis de Jaén, ha dado a la estampa el volumen 11, correspondiente al año 2008. En esta ocasión, entre muy enjundiosos artículos y contribuciones, vemos con gratitud la aparición de un ensayo de D. Manuel Fernández Espinosa, "La poesía en Jaén: D. Francisco de Paula Ureña Navas y el grupo literario "El Madroño"".




El autor sirve en este artículo las principales conclusiones de una investigación histórica que ha dado como resultado el hallazgo de un grupo poético, compuesto por tradicionalistas, que existió en el Jaén de la primera mitad del siglo XX, al que su descubridor ha denominado "Grupo literario El Madroño", por ser el Cortijo del Madroño (en Martos) la residencia del poeta que lo lideraba, D. Francisco de Paula Ureña Navas (nacido en junio de 1871, en Torredonjimeno - pueblo natal del General Gómez- y asesinado junto a su hijo a manos de las hordas rojas en Vicálvaro en septiembre de 1936.) Las primicias de sus pesquisas fueron publicadas hace unos años en la magnífica revista cultural ÓRDAGO de Torredonjimeno (Jaén), en la que el mismo investigador brindaba una biografía aproximada del protagonista: D. Francisco de Paula Ureña Navas.




Según expone el mismo autor: "El hecho de constatar la existencia efectiva de una pléyade de periodistas, dramaturgos, críticos literarios, novelistas y poetas, todos naturales y/o residentes en la provincia de Jaén, no sería suficiente para que pudiéramos hablar de un grupo literario; pero el hecho de apreciar que todos ellos estaban relacionados y compartieron, como es el caso, un mismo espíritu y una tendencia estética y ética que tienen en común, sí que creo que comporta un sólido fundamento como para hablar con total libertad de “grupo literario” –ya que no de “generación”, dada la diferencia de edades de los integrantes del mismo."




D. Francisco de Paula Ureña Navas estuvo relacionado personal y epistolarmente con D. Marcelino Menéndez y Pelayo, con D. Juan Valera y con D. Francisco Rodríguez Marín, entre otros prohombres de la cultura hispánica. Entre los miembros del grupo "El Madroño" merece especial atención el escritor marteño D. Luis Carpio Moraga, el periodista e historiador giennense D. Vicente Montuno Morente, el poeta y maestro de Porcuna D. Eugenio Molina Ramírez de Aguilera o el poeta carlista jaenero Bernardo Ruiz Cano, como pone de manifiesto el investigador D. Manuel Fernández Espinosa.




En el curso del ensayo se desvela que el Grupo Literario "El Madroño" combatió literariamente el modernismo como tendencia poética neopaganizante y extranjerizante, proponiendo una poesía de vocación educadora, fiel a las formas clásicas de aticismo y casticismo, y constituida por un denso espíritu católico y patriótico. Lo que, según el autor, explica que la mayor parte de los miembros de dicho grupo (al menos los dos más eminentes: Francisco de Paula Ureña Navas y Luis Carpio Moraga) fuesen inmolados por las ametralladoras rojas del marxismo. En cuanto a los objetivos éticos del grupo literario, valga el pasaje que se reproduce en este ensayo, palabras de Francisco de Paula Ureña Navas:




"Cuando el Evangelio esté por entero vaciado en los hombres, verán éstos cuánto es divina su substancia y su médula, y cómo se hace el gran milagro de que todos los hombres se amen y, en este y por este amor, alcancen la felicidad que es aquí posible.



Entonces, al revés de lo que muchos esperan -cándidos anheladores, o utopistas más o menos cándidos, de una riqueza general, impracticable y absurda-, no habrá en el mundo más que pobres... pero pobres de espíritu -hoy tan raros-; y terminarán, por sí solas y para siempre, la envidia y la ambición, que, juntas o separadas, fueron y son causa de males sin cuento.”




El ensayo de D. Manuel Fernández Espinosa es un ejemplo de valentía en estos tiempos en que se somete al cerco del silencio el sacrificio de los mártires de 1936. Felicitamos a su autor y a la revista de la Diócesis de Jaén por habernos deparado un grato reencuentro con un grupo de intelectuales que, como nosotros mismos, se confesaron tradicionalistas católicos y españoles, siendo capaces de ofrendar sus vidas por Dios y por España.
Es deseo de SANTO REINO TRADICIONALISTA ponernos en contacto con el investigador para que nos cuente de modo más detallado lo que supuso este Grupo Literario que los tradicionalistas andaluces tenemos que reivindicar como maravilloso legado cultural.
En las fotografías: D. Francisco de Paula Ureña Navas, el poeta de Torredonjimeno, y el Cortijo El Madroño, residencia del poeta.