miércoles, 21 de octubre de 2009

UN POETA TRADICIONALISTA FUSILADO EN 1936

Con el permiso expreso de los autores, y recordando que esta entrevista ha sido publicada primeramente en EL BLOG DE CASSIA, de la Asociación cultural Cassia de Torredonjimeno (Jaén), nos complace publicarla aquí en Santo Reino Tradicionalista, para mayor información de la herencia carlista del Reino de Jaén.

La Asociación Cultural Cassia de Torredonjimeno es una asociación independiente con más de diez años de trayectoria. Desde 1998 se dedica a rescatar la historia de Torredonjimeno, patria del General Gómez. En esa dirección, la revista anual que publican -ÓRDAGO- viene publicando interesantísimos artículos que nos descubren los fondos de la actividad carlista en su localidad y, por extensión, en la provincia de Jaén.

Quedamos muy agradecidos a los responsables del blog por su gentileza y esperamos que, con suerte, tal y como prometimos podamos realizar una entrevista a Manuel Fernández Espinosa, autor del artículo "La poesía en Jaén: Don Francisco de Paula Ureña Navas y el Grupo "El Madroño"", publicado en la prestigiosa revista GIENNIUM, Revista de Estudios e Investigación de la Diócesis de Jaén.

EL DESCUBRIMIENTO DE FRANCISCO DE PAULA UREÑA NAVAS























UN POETA TRADICIONALISTA DE TORREDONJIMENO SACRIFICADO EN LA GUERRA CIVIL

El volumen 11, correspondiente al año 2008, de GIENNIUM, Revista de Estudios e Investigación de la Diócesis de Jaén, dio a la estampa un artículo de Manuel Fernández Espinosa, co-director de la Revista ÓRDAGO de Torredonjimeno. Su título "La poesía en Jaén: D. Francisco de Paula Ureña Navas y el grupo literario "El Madroño"."

Por su enjundia y extensión pudiéramos decir que el artículo se convirtió en manos de Manuel Fernández Espinosa en todo un ensayo, el primero que se dedica a esta personalidad de la cultura del Jaén de la primera mitad del siglo XX.

D. Francisco de Paula Ureña Navas (Torredonjimeno, 1871 - Vicálvaro, 1936: véase el retrato que publicamos) fue un periodista, escritor y poeta que destacó en la vida cultural de la provincia de Jaén. Asiduo colaborador de DON LOPE DE SOSA, fue Ureña Navas director-propietario de EL PUEBLO CATÓLICO, escritor y editor, formó a su alrededor -en el Cortijo EL MADROÑO donde residía con su familia- un grupo literario compuesto por poetas, periodistas, historiadores y novelistas de la época. Entrevistamos a Manuel Fernández Espinosa para que nos contara lo más significativo de este ensayo que es resultado de sus investigaciones sobre un personaje que se ha preferido ningunear.

CASSIA: ¿Por qué crees que D. Francisco de Paula Ureña Navas ha sido tan desconocido hasta que la Revista ÓRDAGO reparó en su vida y obra?

M.F.E: D. Francisco de Paula Ureña Navas fue asesinado en la guerra civil por las izquierdas. No es un autor cómodo para los grupos que configuran la cultura actual, que prefieren iconos como García Lorca, más instrumentalizables para sus propósitos.

CASSIA: ¿Por qué crees tú que asesinaron al poeta Ureña Navas?

M.F.E: En el Madrid del Frente Popular podían asesinarte simplemente por ser reconocido como católico practicante. No obstante, D. Francisco era miembro correspondiente de la R.A.E. y recuérdese que, como tuve ocasión de publicar en su día en las páginas de ÓRDAGO, Bergamín y Alberti llevaron a cabo una auténtica matanza que costó la vida a muchos de aquellos intelectuales que pertenecían a la Real Academia por ser considerados reaccionarios. D. Francisco era un venerable anciano en 1936, por lo que no puede decirse que tuviera parte alguna en la preparación -ni siquiera intelectual- de la sublevación franquista. No obstante, nunca ocultó su filiación al carlismo. La esquela mortuoria que se hizo tras la guerra civil bien lo muestra, exhibiendo la cruz borgoñona de las Aspas de San Andrés.

CASSIA: ¿Pero... había carlistas en Jaén por aquellas fechas?

M.F.E: El fenómeno del carlismo está siendo estudiado en Jaén desde que la Revista ÓRDAGO lanzó su primer número. Tú sabes tanto como yo que lo que nos chocaba en aquel tiempo era que un personaje de la talla del general Miguel Gómez Damas, figura señera de la Primera Guerra Carlista con su famosa expedición, fuese nativo de Torredonjimeno. ¿Era aquello una casualidad? Conforme fuimos investigando pudimos recobrar un pasado que nos habían silenciado desde el siglo XIX: la provincia de Jaén fue feudo de carlistas. Así lo hemos ido poniendo de manifiesto en ÓRDAGO. D. Francisco de Paula Ureña Navas pertenecía a una de las muchas familias carlistas de Torredonjimeno. El general Gómez era la punta de un iceberg: la mayor parte del pueblo tosiriano fue, en el siglo XIX y en los primeros años del XX, de filiación carlista. Incluso existía la Comunión y no eran pocos los suscriptores de "La Esperanza", el periódico de la Santa Causa.

CASSIA: ¿Y el Grupo EL MADROÑO que has descubierto?

M.F.E: Verás, llamo Grupo EL MADROÑO a ese racimo de poetas y escritores comarcanos que frecuentaron la amistad y el magisterio de D. Francisco de Paula Ureña Navas. Entre ellos, cabe hablar del marteño Luis Carpio Moraga, del jienense Vicente Montuno Morente, del obulconense Eugenio Molina Ramírez de Aguilera... En fin, son muchos más los que reconocen en Ureña Navas a su maestro. Y fue maestro, en efecto, de una escuela poética que apostaba por la preceptiva tradicional y la confesionalidad católica en poesía, en contra de los modelos modernos. Fueron enemigos encarnizados del modernismo.

CASSIA: Pero, ¿fueron poetas conscientes de lo que eran? ¿sabían a quienes combatían?

M.F.E: En el ensayo en cuestión me he ocupado precisamente de reforzar esa misma tesis. Se sabían poetas, se hacían cargo de su responsabilidad como artífices de la palabra e intermediarios de la belleza... Y sí, sabían muy bien contra quiénes pugnaban pacíficamente. Para muestra, te leo este pasaje que escribió el mismo Francisco de Paula Ureña Navas, formando parte del prólogo a HORAS DE LUZ, un poemario de su amigo Eugenio Molina Ramírez de Aguilera: "Desde Lucrecio a Byron y desde Byron al bárbaro conde de Lautreaumont, metiendo enmedio de ellos toda una pléyade de también extraviadas medianías, no han faltado númenes demoníacos, cantores del mal, en vez de serlo del bien".

Para Ureña Navas estaba más que claro que los poetas, como modeladores de la sensibilidad social, podían contribuir a la ruina de esta sociedad o a la construcción de la misma: "El poeta tiene mucho de sacerdote" -llegó a escribir.

CASSIA: En tu ensayo sobre Ureña Navas hablas, precisamente, de las corrientes subterráneas y esoteristas que recorren la poesía moderna. ¿Qué puedes decirnos de ello?

M.F.E: Bueno, no he sido yo el que ha descubierto eso. Octavio Paz y Jules Monnerot así nos lo hacen ver. En cuanto a ejemplos podríamos destacar, además de los que Ureña Navas citaba en el pasaje que acabo de leerte, a otros autores -españoles también: Yeats (miembro de la Golden Dawn), Rilke (de la sociedad espiritista)... En España, Valle-Inclán por ejemplo. El atractivo que ejercieron las sociedades secretas -desde la masonería hasta la teosofía- fue muy fuerte en los hombres cultos que abrieron los ojos al mundo decimonónico. Además de todas esas extravagancias, el satanismo también hizo acto de presencia en la poesía: es el caso del llamado conde de Lautreaumont, citado por Ureña Navas.

CASSIA: ¿Cabe rehabilitar la figura y obra de D. Francisco de Paula Ureña Navas?

M.F.E: En eso estamos. Y vamos a hacer lo posible por lograrlo. Tenemos mucho material inédito.

CASSIA: Para terminar por hoy, ¿cómo conociste a este poeta de Torredonjimeno?

M.F.E: De él hablaba D. Juan Montijano Chica en su "Historia de la Ibérica Tosiria", pero decía tan poca cosa que apenas podía avanzarse. Estoy completamente seguro de que fue la Providencia la que me lo puso al alcance de la mano. En una conversación con un pariente mío salió a relucir su recuerdo. Resultaba que D. Francisco de Paula Ureña Navas había sido familia nuestra. Fue entonces cuando aquel pariente mío, casi echándose a llorar, me contó que Ureña Navas, de quien todavía podía acordarse por su bondad, fue asesinado en Madrid por los milicianos de la II República. Sabía hasta detalles, al parecer el poeta tuvo que cavar la fosa en la que echaron a su hijo mayor, tras dispararle un tiro en la cabeza. Después le tocó el turno a él. Aquello que me contaron impresionó tanto en mi imaginación que puedo decir que casi podía ver, como si fuese una película, al anciano poeta en aquellos momentos. Se cuenta que murió perdonando a sus enemigos y gritando bien fuerte: "¡Viva Cristo Rey!". No me cabe la menor duda... Fue un mártir aunque no lo suban nunca a los altares.

L.G.L.

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